Funciones del TCP y cuáles son sus características
Hoy tenemos una dependencia enorme de Internet. Lo usamos para todo y a cualquier hora del día, sin pararnos a pensar que lo podemos hacer gracias al protocolo TCP, el cual también se conoce con el nombre de protocolo TCP IP.
Para que el TCP IP funcione como lo hace ahora, muchas personas tuvieron que dedicar años de su vida a crearlo de la nada, ayudando así a que Internet sea lo que es hoy.
Qué es el TCP y sus características
El modelo TCP IP data de los años 70, de los orígenes de Internet. Gracias a que pasados unos años se convirtió en un estándar, el protocolo TCP nos permite la transferencia de datos.
En español, sus siglas significan Protocolo de Control de Transmisión, lo que nos da una ligera idea de para qué sirve.
Ahora mismo, todas las personas que están leyendo este artículo están usándolo, ya que se emplea en los navegadores para permitir la conexión entre el cliente y el servidor, ordenando todos los segmentos de datos que vienen del protocolo IP.
Dicho de otra manera, el protocolo TCP es el que permite que se haga una conexión e intercambio de datos entre dos máquinas distintas, el servidor donde está alojada esta web y el dispositivo desde que y el del dispositivo de nuestros lectores.
Objetivo del TCP
El objetivo final del TCP es garantizar la entrega de los datos, que no se pierdan cuando se transmiten. Además, los paquetes de datos se entregan en el mismo orden en el que se emitieron, lo que nos asegura que se puedan leer pues si hay un problema el mismo protocolo lo soluciona sin que nosotros nos enteremos.
A su vez, permite que la red no se sature, adaptándose al ancho de banda entre el emisor y el receptor que siempre es distinto. Basta pensar en las conexiones que puede ofrecer un servidor dedicado de calidad con respecto a las que tenemos en casa.
De no ser por el TCP, en el caso que hemos visto nuestra red se saturaría y no podríamos leer la información.
Cuál es el funcionamiento exacto del TCP
Si queremos saber cómo funciona el TCP IP de manera exacta, pero sin entrar demasiado en los datos más técnicos, podemos decir que hacen falta tres fases.
La primera es cuando se establece la conexión entre las dos partes que se comunican, siempre que los puertos TCP necesarios para el intercambio de datos estén abiertos. Cuando las dos partes se autorizan se produce la negociación en tres pasos.
La segunda es cuando se da la transferencia de la información. El protocolo TCP lleva a cabo todo lo necesario para que el intercambio no falle, para que sea correcto y seguro.
La tercera es la desconexión entre el cliente y el servidor. Esta finalización de la comunicación se produce en lo que los especialistas llaman negociación en cuatro pasos.
Gracias al TCP nos podemos comunicar en Internet y transmitir información sin tener que llevar a cabo ninguna acción compleja, más allá de poner la dirección web en la barra del navegador o darle al botón enviar del correo electrónico.